sábado, 7 de septiembre de 2013

LENGUAJE POÉTICO


El idioma hablado o escrito y los otros – plásticos, musicales –… son, esencialmente lenguaje: sistemas expresivos dotados de poder significativo y comunicativo [9], por lo cual, lo más importante para mí de un texto, incluyendo los poemas, es que digan algo, que comuniquen algo y para esto se necesita claridad, concisión, precisión y naturalidad. Fluidez. Cosa esta última de la cual, por diversas razones, el lenguaje que se tiene establecido como poético suele carecer muy frecuentemente, perdido en lodazales estilísticos con frecuencia intransitables. Eficacia y eficiencia pido yo, antes que nada al tratamiento del lenguaje: al escritor y al compositor. En los orígenes los cantos eran empleados, para la plebe y las cortes,  para transmitir de una región a otra los sucesos relevantes de cualquier naturaleza siendo indivisibles en ese entonces la melodía de la letra de la composición, pero posteriormente se fue estableciendo una brecha no sólo entre la letra y la melodía hechas por el trovador (letrista) y el juglar (intérprete) en ciertas ocasiones, sino entre lo que se podía cantar o se hacía para ser cantado y lo que no. Muchos de los poemas fundacionales de nuestras lenguas, como los del Romancero Español, fueron canciones que se quedaron sin su melodía en el papel y  llegaron hasta nosotros bajo la presentación de versos para ser recitados no cantados. Luego vinieron las primeras composiciones poéticas destinadas a ser leídas, no cantadas y en eso se terminó quedando lo conocido y entronizado como poesía, lamentablemente, desconociendo y descalificando, versos como los de Miguel Matamoros, Rubén Blades y Adolfo Pacheco, en nuestro idioma y músicas populares, por nombrar unos poquísimos y de John Lennon o Edith Piaf por decir otros, en cantos populares de idiomas diferentes.


El lenguaje poético no es, necesariamente, lenguaje abigarrado, sino vivo. De nada sirven las palabras nuevas traídas de otras lenguas o compuestas a partir de otras ni los giros sorprendentes, como tampoco el lenguaje sencillo, llano, si no cumplen la función de congraciar en el verso, en la línea, lo que se quiere decir con la forma como se dice y se sostienen juntas, bellamente. Alcanzar una belleza llana, sencilla, es tanto o más complejo y exigente que una belleza abigarrada y es en esto, precisamente, en lo que quiero detenerme, en resaltar que con un lenguaje poco más que cotidiano y no siempre inocente aunque en ocasiones un poco burdo puede cantarse y contarse bellamente y puede, también, cumplirse con rigurosidades métricas. Hacer poesía profundizando en las palabras, la música del poema, su ritmo y su contenido lo que acontece al poeta en su existencia, dando una visión (regularmente esclarecedora) de su tiempo y su entorno, diciendo lo que otros no han podido decir con igual visión.

9 Octavio Paz, El Arco y La lira, Fondo de Cultura Económica, 1956.

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