martes, 2 de julio de 2013

OJOS CLAROS Y SERENOS

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?



Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquél que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.



¡Ay, tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.


Gutierre de Cetina (Sevilla1520 – México1557), poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro español.
De familia noble y acomodada, vivió un largo tiempo en Italia, en donde fue soldado a las órdenes de Carlos I. En ese país entró en contacto con la lírica petrarquista que tanto habría de influir en él; leyó a Luigi TansilloLudovico Ariosto y Pietro Bembo, pero su lírica se inspira fundamentalmente en la del toscano Francesco Petrarca, en la del valenciano Ausiàs March y en la del toledano Garcilaso de la Vega. Pasó mucho tiempo en la corte del príncipe de Ascoli, al que dedicó numerosos poemas, y frecuentó también a Luis de Leyva y al insigne humanista y poeta Diego Hurtado de Mendoza. Adoptó el sobrenombre pastoril de Vandalio y compuso un cancionero petrarquista a una hermosa mujer llamada Laura Gonzaga. A tal dama está dedicado el famoso madrigal que ha pasado a todas las antologías de la poesía en castellano:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
En este cancionero abundan los sonetos cuya fórmula consiste esencialmente en la traducción de un pensamiento amoroso de Ausiàs March o de Petrarca en los cuartetos y un desarrollo posterior personal en los tercetos.
En 1554 volvió Cetina a España y en 1556 marchó a México, donde ya había estado entre 1546 y 1548, con su tío Gonzalo López, que se dirigía allí como contador general. Allí se enamoró otra vez de una tal Leonor de Osma, y bajo su ventana fue herido de muerte en 1557 por un rival celoso, Hernando de Nava, en Puebla de los Ángeles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario